viernes, 16 de diciembre de 2016
Artes Visuales de Nicaragua
Jorge Eduardo Arellano en el año 1977,
habla en su libro “Historia de la pintura nicaragüense” que hubo un estilo
indígena y colonial en la pintura.
Entre las etnias indígenas existentes
en Nicaragua se encuentran los Chorotegas y Matagalpas.
El sitio arqueológico Piedras Pintadas de chontales en Villa Sandino
consta de 258 piedras con petroglifos, que son realizadas en bajo relieve, que
tienen motivos geométricos (tallados en forma de líneas, círculos, espirales),
zoomorfos (huellas de pájaros, tortugas, felinos, cangrejos, saltamontes y
lagartos) y antropomorfos (detalles de decoración corporal, principalmente
vestidos), este sitio se puede clasificar como el Arte precolombino
nicaragüense.
Nicarao
Por este indígena recibe el nombre
Nicaragua y fue el rey más importante del país considerado como el más
poderoso monarca de la región del pacifico.
En una expedición realizada por Gil
González Dávila en 1522, se encontró con Nicarao y sostuvieron un dialogo
teológico – filosófico.
Las respuestas de Gil González hacia
Nicarao, eran basadas en fenómenos de la divinidad.
Entre las preguntas realizadas por
Nicarao se encuentran:
·
¿Cuáles son las causas del calor y del frío?
·
¿Por qué el día y l anoche?
·
¿Alguna vez la Tierra se va a voltear boca arriba?
·
¿Ha escuchado hablar de un gran diluvio que acabo con la humanidad?
¿Volverá Dios a naufragar la tierra?
·
¿Qué sucede después de la muerte?
·
¿Cómo se mueven el Sol, la Luna y las Estrellas? ¿A qué distancia se
encuentran? ¿Cuándo dejaran de brillar?
·
¿Cuándo cesará de alumbrar el sol?
Pero también cabe la posibilidad que
esta podría ser una conversación que nunca ocurrió.
Primeros pintores
Toribio Jerez, Adolfo León y Enrique
Fernández Morales, fueron los precursores en la pintura nicaragüense, eran como
José Antonio Velásquez (Honduras) al pintar lo propio del país.
-Toribio Jerez (1821-1896) precursor de
la pintura propiamente nacional y con un estilo inconfundible cuando son temas
religiosos, y uso de colores cálidos, propios del trópico combinado con un
realismo ingenioso y simbólico.
-Enrique Fernández Morales: (1918-1982)
una mirada de conjunto sobre el disperso y semidesnudo arte colonial, popular y
burqués de los siglos XVIII y XIX.
Rodrigo Peñalba
El introducirá las vanguardias a
Nicaragua y será el director de la escuela de bellas artes (1948).
La pintura de Peñalba evoluciono hacia
el modernismo influyendo de forma decisiva en el arte de Nicaragua, donde es
iniciador del muralismo, y realizo obras con temas populares, religiosos,
escenas cotidianas y retratos. El empieza con una tradición pictórica.
Carlos Montenegro
(1942-2013) conocido como el maestro de
la plumilla, bocetó el caserío rustico y reconstruyo en lienzo los
paisajes en bruto de la arquitectura nacional. Siempre retrato el arte y
la cultura de los pueblos de Nicaragua.
Características de los pintores
-No hay tradición pictórica (1948).
-Reinventarse: búsqueda de
elementos nuevos, estética, materiales, colores.
-Reconstruirse: volver a realizar
una búsqueda de elementos.
Esta hace que se vuelva dinámica, por
moverse con el tiempo.
En la pintura nicaragüense se emplea la
frase “matar al padre” de Freud, la cual se refiere a romper el pasado
forzosamente y no hacer lo que se hizo antes; que lo asemeja al surrealismo.
Al no tener una base pictórica, ellos
se van reinventando, las fuentes del pintor nicaragüense serán:
·
Creación propia (habilidades innatas)
·
Paisajes físico/humano
·
Interioridad (lo que sienten)
Corrientes pictóricas
Realismo figurativo: dibujo y espacios como lo realizado por Carlos Montenegro
Realismo fantástico: atmosfera, el
ambiente en el que se realiza una pintura.
Fernando Saravia
(1922-2009) Fue pintor, escultor y docente. Maestro de la pintura nicaragüense como lo fue Rodrigo Peñalba; juntos formaron la nueva generación de artistas plásticos nicaragüenses. Trabajo en la abstracción y figuración en la pintura de paisajes al aire libre muy colorida (realismo fantástico).
Entre las esculturas que realizo se
encuentra el altar de Santo Domingo, las Sierritas, Managua.
Armando morales
(1927-2011) Pintor nicaragüense que ha sido reconocido con el premio Ernest Wolf como el “Mejor artista latinoamericano” en 1959. Tenía en sus pinturas una figurativa humana (realismo fantástico). Pintor realista con etapas en la abstracción y en la pintura metafísica, más adelante se vuelve a un realismo social. Tiene la manera de combinar elementos modernos con tradicionales.
Grupo Praxis
Se organizan como un grupo de artistas e intelectuales que proponen nuevas formas de expresión dentro de las corrientes de la época. Fundada entre 1963/1966, lanzan un manifiesto cultural “a través de la cultura y la pintura nicaragüense, crearan la identidad nacional.” Entre sus fundadores se encuentra Alejandro Arostegui y Roger Pérez de la Rocha.
Alejandro Arostegui: (1935)
pintor, dibujante, muralista nicaragüense. Con una visión universalista,
saliendo de lo habitual en el arte nicaragüense, mantiene un sentido localista
en sus obras reflejando paisajes y personajes de su tierra pero con una visión
peculiar.
Roger Pérez de la Rocha: (1949) Es un pintor
figurativo con obras que giran en torno a las mujeres, los desnudos y los
personajes marginales, a través de los que se vislumbran un trasfondo de
injusticias sociales. Sus obras reflejan inspiración neo impresionista.
Ernesto cardenal: (1925) poeta,
sacerdote, teólogo, escritor, traductor, escultor y político nicaragüense.
Sus esculturas es fácil presenciar las
aves y su gusto particular por las garzas. También representa lo religioso y la
flora dando encuentro de culturas primitivas y arte moderno.
Cine Nacional
El filme está basado
en la pieza teatral “La Puerta Cerrada” de José David Calderón. La película nos
presenta a las actrices salvadoreñas en los personajes de Olivia (Isabel Dada)
y Ester (Gilda Lewin) y al actor guatemalteco Ernesto Mérida con Julio. Es un
largometraje de ficción completamente salvadoreño.
La trama del filme se
lleva a cabo en una casa donde Ester cuida a Olivia quien es una pianista y
tiene muchas cartas de un enamorado y le encantaba su pecera. En la casa
alquilan una habitación, donde se instala Julio. Con el trascurso de los días
les confiesa que es un actor. Con el tiempo las actitudes de Ester y Olivia van
cambiando; cuando Olivia se encuentra viendo su pecera julio le comenta que los
peces tiene la necesidad de salir y experimentar el mundo y no solo estar en
una pecera, con esta julio invita a salir de la casa a Olivia; ella fantasea
con él y deja su puerta sin seguro y empieza a hablar con ella misma como
si estuviera con él, luego julio se levanta y escucha los murmuras en la
habitación de Olivia, al acercarse escucha su nombre y se abre la puerta con el
asombro de Olivia que empieza a gritar, mientras que Julio la intenta detener,
Olivia saca unas tijeras de su mesa de noche y al parecer se las clava
dejándolo muerto. Toda la escena la ve Ester que se lleva el cuerpo al jardín
donde lo entierra y limpia la sangre del cuarto de Olivia. A Olivia le siguen
llegando cartas de su enamorado que era Julio y al parecer ella no recuerda
todo lo sucedido y Ester la hace pensar que solo se fue. Al final Olivia
convencida por las cartas decide irse con su amor, al darse cuenta Ester, le
confiesa que ella era quien escribía esas cartas, Olivia no le cree nada y
siguen con su idea de irse, con el enojo Ester le dice “si vas a llevártelo
todo, llévatelo todo” y rompe la pecera.
Lo que nos demuestra
la película es que tenemos la necesidad de salir de la casa o zona de confort,
como lo quieren hacer los peces pero en su intento se golpean la nariz y
retroceden asustados, lo que significa que han perdido el valor de lograrlo.
Lo que hace extraña
la película es pretender que es de trama psicológica, con todo el problema que
te va llevando el trama donde ella tiene cartas de un amor que ya murió y
seguir pensando que aún existe e imaginárselo que esta con ella.
José David Calderón
Trampa
para un gato (1986)
La película se centra
en la época de la guerrilla en El Salvador entre los años de 1980 – 1992. Tiene
como protagonistas a una emisora clandestina Radio Venceremos que eran la voz
hacia el pueblo por parte del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional
(FMLN).
La película narra la
historia de dos venezolanos Maravilla que era un joven que deseaba realizar una
película con los acontecimientos que ocurrían en Honduras pero lo termino
haciendo en El Salvador y Santiago que era un locutor en Honduras que por
Maravilla viene al país a ser parte de la Radio Venceremos, la emisora
revolucionaria que transmitía todos los días, aun en los ataques que les
ocurrían.
El oponente para la
radio era el gobierno, pero su principal obstáculo fue el Coronel Domingo
Monterrosa (Maldonado en la película) que fue el causante de la masacre en el
Mozote, Morazán en diciembre de 1981; esto realizado para enseñarles a los
guerrilleros que no debían poner en su contra al pueblo y así darles una
lección.
Después de mucho escapar
los miembros de la Radio Venceremos, deciden crear una trampa para en Coronel
Monterrosa para detenerlo de una vez por todas las barbaries que ha cometido
para detenerlos; sabiendo que el ejercito los pueden rastrear por sus radios,
Radio Venceremos decide instalar una bomba en un radio señuelo para que se lo
lleve el Coronel en un helicóptero, cuando ya obtienen la radio activan la
bomba y explota el helicóptero con el Coronel Monterrosa en él.
Trampa para un gato,
se puede interpretar como la caza del gato y el ratón, donde el ratón era Radio
Venceremos y el gato el Coronel Monterrosa. En la cual la trampa para
detenerlo fue la radio bomba que lo mato al final.
Malacrianza (2015)
Nos relata la
historia de Don Cleo un vendedor de piñatas, que tiene dos hijos Juan que es un
bolo y “Orlando” que llega con Don Cleo diciéndole que él es su padre; con el
tiempo de que empiezan a establecer una relación padre e hijo Cloe y Orlando;
este encuentra un trabajo y dice que se tiene que ir a trabajar, mientras esto
sucede a Don Cleo lo extorsionan con 500 dólares. En su desesperación por
conseguir el dinero busca a amigos y conocidos que le puedan ayudar como lo
eran un vendedor de pan, Aracely, Mirnita, el doctor. Al ya tener poco tiempo
para dar el dinero decide buscar a los “mareros” que le están extorsionando,
pero para su sorpresa ellos no lo habían hecho. Recibe el dinero de los
mareros y logra dar el dinero en el lugar que le habían indicado. Después de ya
haber salido de su problema descubre que su hijo Juan estaba tirado en la calle
y lo ayuda con Aracely. A los días descubre gracias a su amigo el panadero que
el que ponía las rentas había sido disparado unas cuadras arriba de donde él estaba.
La película se centra
en un ámbito que el pueblo salvadoreño se puede encontrar identificado por el
tema que se trata en la película que son el miedo a las extorsiones, que por
tratar de salir de ellas llegan a hacer cualquier cosa para su bienestar y el de
la familia.
Proceso
del cine con los años
La evolución que han
tenido estas tres películas se debe al tiempo en que las han filmado, la
producción y elenco con la que se contaba, recursos financieros y
establecimientos.
Como lo podemos
constatar en “Los peces fuera del agua”, fue una producción
de bajo presupuesto salvadoreña que tuvo un elenco menor al que se realizaban
en la época en otros países; por no tener tantos recursos financieros su
producción fue mínima con la participación de tres personajes y una trama que
se realizaba la mayor parte en una casa. La historia de la película fue
innovadora para el país, ya que nunca se pensaría con una película de ficción
se realizara en el país, lo que costaba entender por no tener referencias
en esa época para los espectadores.
En “Una
trampa para un gato” su
producción fue realizada por otro país, centrándose en el conflicto que había
vivido El Salvador; donde nos muestran en la trama, lo ocurrido en el país por
medio de las vivencias que les ocurrieron a la radio venceremos y barbaries que
realizo el Coronel Monterrosa. Este tipo de documentales de guerra, abrieron al
mundo lo que le ocurría a El Salvador en esa época y se convirtieron este tipo
de documentales en lo más visto en el mundo por parte del pais.
Mientras que con “Malacrianza” fue una producción totalmente salvadoreña
pero con participación de otras asociaciones salvadoreñas que invirtieron en la
película para poder ser presentada internacionalmente y en formato
largometraje, mostrando en ella todo lo que sucede en el país como lo son las
extorsiones y el miedo que esta implica en las personas afectadas. Ya con la
época avanzada y con más conocimiento en el cine se puede producir películas un
poco más elaboradas y con participaciones más amplias. Y con ayuda de
asociaciones se promociona mejor la producción que incluso puede ser llevada a
otros países para mostrarse y demostrar que en El Salvador también se puede
llegar a lograr una buena producción cinematográfica.
viernes, 18 de noviembre de 2016
Artes visuales de Honduras
Las bellas artes de Honduras tiene muchos pintores que resaltan la belleza de Honduras
y la mayoría son pintores sin ninguna preparación académica, por lo cual es mas admirable su talento y entre a esos exponentes tenemos a:
Jose Antonio Vazquez.(1906-1983) es el pintor más importante que ha tenido Honduras. Este prestigioso artista hondureño fue además de pintor:escultor, fotógrafo, comerciante, y político.
Pablo Zelaya Sierra. nació el 30 de octubre de 1896 en el municipio de Ojojona, departamento de Francisco Morazán, hijo del matrimonio entre Felipe Zelaya e Isabel Sierra.Desde niño se le descubrieron sus inquietudes artísticas es por ello que realizó sus estudió en la Escuela de Bellas Artes de la república de Costa Rica, entre los años de 1918 a 1919, al mismo tiempo que ofrecía la clase de Dibujo en la Escuela Normal de aquel país.
Confucio Montes de Oca.Nace en 1896, hijo de Miguel Montes de Oca y de Josefa Acosta. De familia
numerosa, se incorpora desde muy pequeño en una compañía trashumante de
titiriteros que recorría el país haciendo teatro en los pequeños pueblos
enclavavados en las zonas más ásperas de las montañas del país. Confucio marchó
a Europa mediante una beca concedida por la Dirección General de Aduanas de La
Ceiba en 1919, subvención que le fue cancelada al año siguiente cuando el joven
pintor estaba recién instalado en París. Para colmo de males estaba viviendo en
un pais y en una ciudad de posguerra, sin poseer el idioma, y es muy probable
que nunca accediera a estudios formales académicos.
Max Euceda.Nació en Tegucigalpa, el año de 1891 y murió allí mismo en 1987. Tuvo, pues, una prolongada existencia, toda ella dedicada a las actividades del arte. Hasta la edad de 30 años pintó y dibujó espontáneamente, orientado sólo por su excelente aptitud personal. Sin embargo, en 1921 la Embajada de España en Honduras organizó un concurso para conceder una beca al hondureño que demostrara reunir condiciones para realizar estudios de pintura en la capital de aquel país.
Años 70’s
Surge un género en la pintura el “Realismo Social”, nace de interrogarse
sobre la realidad del país; honduras es un país bananero, tiene población
africana y descubren una realidad de personas maginadas y ricas (protesta y
denuncia).
Taller la Merced
(1974-1976) Fundadores:
Virgilio Guardiola (1947) Mostrando dominio del dibujo y del color. Realiza un arte
de compromiso social, inseparable de lo ideologico-politico. Sufrimientos del
puebo, humillaciones, opresión, injusticias, forman el núcleo de su obra.
Luis H. Padilla(1947) En sus inicios pinta paisajes pero es en las figuras humanas en
las que encuentra su mejor modo de expresión. Su arte tiene un sustrato critico
que emana de una definida conciencia política y social.
César
Rendo(1941) Ha recorrido distintas etapas, con un estilo figurativo de mucha
riqueza de color en el que predominan las figuras humanas tratadas con
expresividad emocional. También ha realizado una buena cantidad de paisajes.
Aníbal Cruz (1944-1996) Es un pintor que utilizo diversas técnicas; ha trabajado en
la abstracción, la neofiguración y el expresionismo.
Ezequiel Padilla Ayestas (1944-2015) Es un pintor figurativo, innovador, con una obra de fuerte
compromiso social en la que la deformación de las figuras se corresponde con lo
injusto y terrible que se quiere mostrar.
Dino Fanconi (1950) En su obra hay un acercamiento al cubismo y una
potente expresión. El tema central es el ser humano, sus propios conflictos, y
su relación con el entorno social.
Taller Lazzaroni
Gustavo Armijo
Escultores Hondureños
Jesús Zelaya
Arquitectura Conteporanea
Analizar
la producción de arquitectura de El Salvador en los últimos veinte años representa
un reto, no tanto por la dificultad de delimitación temporal, que inicia con la
firma de los Acuerdos de Paz (1992) y se prolonga hasta el día de hoy, sino
porque el objeto de estudio es demasiado cercano al observador. Este período que
Samayoa (2002) llama de «reforma pactada» ha evidenciado la aparición de nuevos
actores y generaciones de profesionales involucrados en la producción de arquitectura,
así como la desaparición de otros, en un marco de mayor apertura del país hacia
el mercado y la cultura globales.
Internacionalismo
La
presencia de profesionales y firmas de arquitectura internacionales con una importante
producción local ha marcado la arquitectura de El Salvador en los últimos
veinte años. Como se ha visto a lo largo de esta reseña, esta es una característica
permanente de la realidad arquitectónica salvadoreña desde la época colonial
que, probablemente, se ha exacerbado desde 1992. Entre otros, merece particular
atención el caso de R. Legorreta con obras muy significativas como el centro
comercial Multiplaza (2005), los apartamentos El Pedregal (2010), la Escuela
Superior de Economía y Negocios (ESEN) (2009), el edificio administrativo de
TACA (2008) y algunas residencias privadas, construidos todos de la mano de
grandes grupos empresariales. En estas obras aparece con nitidez una variante
importante de la arquitectura moderna mexicana por medio del manejo de un
lenguaje de geometría sencilla y masas dominantes relativamente introvertidas.
Obras destacadas
En
relación con los profesionales locales, en una línea que devela el gusto
explícito por la espacialidad de Barragán y que intenta hacer una síntesis de
la volumetría precolombina y los patios coloniales, destacan dos obras en
particular: el Museo de Antropología (MUNA) a cargo de Dada y Altschul (1999) y
el Museo de Arte (MARTE) de S. Choussy h. (2003). Ambos edificios se configuran
a partir de la articulación de lleno y vacío, el primero alrededor de tres
patios que organizan las grandes funciones del edificio; el segundo, a partir
del respeto por el Monumento a la Revolución y su plaza y las múltiples
referencias al mismo evidenciadas en el graderío de acceso, la columnata de
entrada y la proyección del vestíbulo intermedio. Así mismo sobresale el manejo
de grandes volúmenes sencillos, depurados e introvertidos, y ensayos en la
introducción de la luz. En el caso de S. Choussy h. este ejercicio es la
culminación de otros esfuerzos que comprenden el pretérito museo Árbol de Dios
(1992) y el museo del Sitio de San Andrés (1998).
Desde otra línea, más
relacionada con los anteriores esfuerzos orgánicos y vernáculos destacan dos
obras de índole educativa a cargo de L. Avilés y asociados. Primero, el kínder
nacional de Popotlán en Apopa (1994), el cual responde a un contexto de
precariedad urbana con un partido sencillo que organiza las aulas a partir de
cuatro brazos discontinuos entrelazados por un espacio multiuso de carácter
vestibular, techado por una bóveda metálica. Un esquema similar pero de mayor
envergadura se propone en el edificio ICAS, de maestrías, de la UCA (2000).
Aquí hay que destacar la creación de amplios espacios vestibulares de múltiple
altura que adquieren el carácter de salones multiuso y el manejo de una paleta
restringida de materiales: ladrillo de barro en diferentes disposiciones y
estructuras metálicas vistas. Esto al final se ha constituido en un nuevo
modelo tipológico de organización de espacios escolares. Estas obras se
vinculan con otras realizaciones del mismo equipo tales como el Centro de
Capacitación de FUSAI, ahora Ciudad Mujer (1996) y el Hospital General del
Seguro Social (1998). Desde una aproximación más abierta, hay que destacar la
iglesia de Cristo Nazareth, en Huizúcar, por E. Avilés (2004), en la cual se
hacen nuevos ensayos en el manejo de materiales, en el uso de una escala más
íntima del espacio y en el despliegue del edificio hacia el exterior.
Arquitectura Moderna en El Salvador
Existe
un consenso bastante bien establecido entre los historiadores de que la modernidad
política se establece en el país a partir de 1948, más puntualmente con el
advenimiento de la nueva Constitución de 1950. Esta carta magna, entre otras rupturas,
consagra el rol del Estado como promotor del desarrollo, la propiedad privada
en función social y la igualdad de derechos entre hombres y mujeres (Turcios,
1990; Baloyra, 1986). Dicho período concluiría violentamente con la Guerra
Civil (1980-1992), que abre una nueva fase histórica que se prolonga hasta nuestros
días. Adelante se discute la producción arquitectónica en El Salvador durante
ese período de poco más de treinta años.
La
llegada de las primeras expresiones de la modernidad arquitectónica a El Salvador
se había producido desde los años cuarenta. Es posible distinguir una primera
arquitectura «proto moderna» en los nuevos edificios de oficinas que surgieron
en el centro de San Salvador y de los cuales aún subsisten algunos ejemplares
como el original Banco Salvadoreño de De Sola (1948), el Central, la Cafetalera,
el Regalado, Panadés Centro o la Mariposa. Estos edificios, a pesar de su volumetría
masiva y del predominio del lleno sobre el vacío, pero gracias al manejo de
marquesinas y voladizos, y a un consistente tratamiento de la esquina, introducen
en el país veinte o treinta años después referencias formales a la original Escuela
de Chicago, al Art Deco y al expresionismo alemán. Más decididamente moderno es
el proyecto del edificio García Rossi en Santa Ana por E. García Rossi (1954)
donde aparece un manejo más depurado del sistema de marcos estructurales,
fachadas libres, elementos de climatización como celosías y pasillos exteriores
y una cáscara de concreto para cubrir un cine.
Vivienda
social y espacios públicos.
La modernidad
arquitectónica en El Salvador puede leerse a través de varios casos representativos
que, a riesgo de dejar de lado otras obras notables, permiten leer un conjunto
de cualidades valiosas, permanencias, que caracterizan el modo de hacer arquitectura
en el país. Esa primera modernidad se ubica en las obras promovidas por el Estado
a través del nuevo aparato del MOP-DUA-IVU, gracias a las exploraciones en la
vivienda social tanto a nivel de las unidades habitacionales como de los
conjuntos urbanos. Esto marca la aparición de una nueva tipología, y lleva a
los profesionales a trabajar, por primera vez en la historia
Experimentación
A la
par de esas obras abiertas se consolidó otra serie de edificaciones destacadas
por la experimentación técnica y constructiva, particularmente por el uso del concreto
estructural, que permitió la generación de una nueva espacialidad. Dicho
lenguaje, fundamentado en el aprovechamiento de las propiedades plásticas del
concreto por medio del uso de voladizos, cascaras e hiperboloides se corresponde
con una de las que Zevi (1997) identifica como invariantes características de
la arquitectura moderna. Destacan las sencillas y potentes sombrillas de las taquillas
del Gimnasio Nacional de San Salvador, las bóvedas colgadas del estadio
Quiteño
en Santa Ana (1954) y el domo del aula magna de la Escuela Nacional de
Agricultura (1956), todas por los Katstaller; los paraboloides hiperbólicos de la
colonia Libertad y las cáscaras del comedor central de la Universidad de El Salvador
de Yanez Díaz (1964).
Arquitectura
residencial
Finalmente,
en este período conviene repasar algunas obras privadas de arquitectura
residencial, ya no de interés social, pero que exploran formas novedosas de construir
la casa unifamiliar, siguiendo algunas pautas del lenguaje de la arquitectura
moderna mundial. En esta tipología puede haber multitud de obras, sin embargo
conviene concentrar la atención en las prácticas más consistentes. Dentro de la
lógica orgánica más wrightiana destaca la obra de Paz Larín por medio de casas
como la Ortiz en la colonia Escalón (1963), la Alfaro en San Benito (1965) y la
Paz Oriani en los Planes de Renderos (1976). En estas puede leerse el manejo de
la horizontalidad por medio de franjas de basamento, ventanería y cubiertas; el
uso de materiales «al natural» como bloques de concreto, madera, piedra y concreto;
la continuidad espacial gracias a la supresión de paredes internas y la diferenciación
de ambientes a través de sus acabados y alturas. Esta línea de acción de la
arquitectura salvadoreña de los años sesenta y setenta se origina en un contacto
bastante próximo con la figura de F. L. Wright, quien llegó a diseñar dos anteproyectos
para la ferretería Freund en el Centro de San Salvador. Además, un arquitecto
como T. Elminger, que estudió con Wright en Taliesin West en Arizona, diseñó,
entre otros, el edificio Caribe (1957). Posteriormente, fue socio de L. López
Duke quien desarrollaría diversas obras wrightianas muy consistentes como la
casa Duke (1972) y el edificio Américas (1966).
Arquitectura Republicana de El Salvador
El
advenimiento de un El Salvador independiente podría oficialmente marcar el inicio
de una nueva etapa en el desarrollo de su arquitectura. Sin embargo, aunque es
fácil identificar la independencia política formal en el marco de Centroamérica
es menos evidente puntualizar el surgimiento de una arquitectura propia del
nuevo Estado, fuera de los lineamientos de la matriz arquitectónica colonial.
Fotografía Personal
Teatros
Dentro
de los edificios civiles destacan los nuevos teatros nacionales de Santa Ana,
San Salvador y San Miguel, como los ejemplos más elaborados de una arquitectura
ecléctica de fuerte arraigo en el neoclasicismo. El Teatro Nacional de Santa
Ana (1904) probablemente sea el caso más relevante. Diseñado y construido por
los italianos hermanos Durini (Herodier, 1997) se vincula claramente a otros teatros
en Costa Rica y Ecuador que los mismos diseñarían durante su dilatado ejercicio
profesional en América. Destaca en este edificio su clara composición en planta
con tres grandes componentes de dimensiones comparables: un cuadrado posterior
para el escenario y camerinos, la platea circular al centro y los espacios vestibulares
y sociales dentro de otro cuadrado sobre la fachada principal. Todo ello dentro
de un rectángulo de fuerte presencia urbana. Los elementos más notables de su
arquitectura son: el salón de baile del segundo nivel, con una doble altura que
le otorga proporciones cúbicas y que se abre a la plaza principal de Santa Ana;
el juego de doble escalera de caracol, construida en madera, para subir hacia los
palcos del segundo y tercer nivel y que demuestra una gran calidad artesanal y,
por último, la platea circular que se eleva tres alturas y está cubierta por
una cúpula rebajada con su respectiva linterna.
Palacios municipales
Una
segunda tipología destacada es la de los palacios municipales, y nacional, que
se fueron construyendo en las diversas ciudades frente a la plaza principal de acuerdo
con la norma colonial, haciendo despliegue de lenguajes neoclásicos más o menos
depurados. Subsisten algunos ejemplos tales como las alcaldías municipales de
Santa Ana, Usulután y Chalatenango, el Palacio Nacional, el «Castillo» de la
Policía y la Escuela Normal de San Jacinto, luego Casa Presidencial. En el caso
de Chalatenango, se trata de una versión modesta de los otros ayuntamientos:
una casa de patio que ocupa prácticamente toda su manzana pero que se enfrenta
a la plaza por medio de una arcada que complementa bien los portales del centro
de Chalatenango. Por dentro, el edificio se organiza a partir de un patio central
cuadrado y un corredor perimetral con una columnata dórica que contribuye a la
sobriedad general del edificio.
Palacio Nacional de Usulután |
Viviendas
En los barrios
esencialmente habitacionales del centro de San Salvador, aparecen interesantes
variaciones del modelo de vivienda colonial, no tanto por la introducción de
una nueva espacialidad como por los ensayos con nuevos materiales y sistemas
constructivos.
Arquitectos profesionales
Durante este período
se consolidó, al menos en términos de registro histórico, la primera generación
de profesionales de la arquitectura y la construcción que, por igual, incluye a
salvadoreños y extranjeros, con formación formal universitaria o sin ella.
Durante las tres primeras décadas del siglo XX las figuras de los salvadoreños
Alcaine, Peralta, González y Call se combinarán con las de extranjeros como los
Durini, Baratta del Vecchio y Brutus Targa para producir, entre otros, el Palacio
Nacional, los teatros de Santa Ana y San Salvador, la iglesia del Calvario, el
hospital Bloom original, la Villa Cipactly, la Escuela Normal, el Castillo, el Telégrafo
y la ferretería Bou. A partir de los años treinta se incorporaron los primeros
profesionales salvadoreños formados en arquitectura en el extranjero: Ernesto
de Sola y Armando Sol, quienes junto a Choussy padre y Durán, entre otros,
conforman una segunda generación de profesionales. Estos comparten inicialmente
el interés por la arquitectura historicista pero en modalidad más neocolonial,
la cual tenía gran auge en toda América Latina, importada desde Estados Unidos.
Su repertorio se concentraba en viviendas unifamiliares aisladas, propias del
ideal de ciudad jardín, que rompen con el modelo de fachada continua y manzana
compacta de la tipología colonial. Este modelo de vivienda, tipo villa, ya se
había utilizado en los ensanches de la ciudad tradicional sobre la calle Arce,
en la colonia Dueñas, (donde destaca la casa Dueñas, actual Casa de las
Academias), y encuentra su plena expresión a partir de 1936 en colonias como
Bloom y Flor Blanca. La culminación de este modelo de ciudad jardín de élite se
da en la colonia San Benito (1948) de la Urbanizadora Dueñas, organizada
alrededor de un hipódromo que nunca funcionó.
Arquitectura Colonial en El Salvador
La
época colonial en El Salvador se extendió desde la llegada de Pedro de Alvarado
desde Guatemala en 1524 hasta la independencia formal firmada en 1821, es decir
prácticamente tres siglos, durante los cuales se produjeron algunas obras de arquitectura
notables que subsisten hasta nuestros días y de las cuales es posible hacer una
lectura continúa. Se trata de una arquitectura realizada en una provincia
relativamente marginal dentro del imperio español en el Nuevo Mundo, poco
vinculada a sus centros de dominio político o a las zonas de mayor producción
de riqueza mineral. Sin embargo, como bien dice Browning (1987) «pronto se
descubrió que la mayor riqueza de aquella provincia era su tierra y su gente».
El
criterio tipológico orienta a estudiar tres tipos arquitectónicos y urbanos de trascendencia
para la historia de la arquitectura en el país: el conjunto urbano, dominado
por la plaza y los portales; el templo religioso y la vivienda.
Conjunto urbano
Los
españoles fundaron a lo largo del primer siglo de su dominio en el territorio cuatro
ciudades: la Santísima Trinidad de Sonsonate, San Salvador, San Miguel de la
Frontera y San Vicente de Austria y Lorenzana, todas contrapuestas o complementadas
por los pueblos de indios de las cuales eran vecinas. La fundación de dichas
ciudades se enmarcó en lo dispuesto en las respectivas Leyes de Indias introduciendo
el distintivo patrón de ciudad en damero a partir de una plaza mayor o de
armas, alrededor de la cual se asentaban las principales autoridades y el
comercio. Para ello, siguiendo un modelo desarrollado en la Europa Mediterránea
se edificaron modestos portales o corredores techados que integraban los edificios
a las plazas por medio de un espacio de transición techado pero abierto.Esto
constituye un tipo arquitectónico-urbanístico de gran impacto en la historia urbana
y arquitectónica de El Salvador ya que introdujo un nuevo elemento en el tratamiento
de la relación entre llenos y vacíos urbanos, dominado por el ritmo de las
columnas, creando así un nuevo espacio de convivencia social y de imagen urbana,
lo que R. Segre (1999) llama un «salón urbano».
El
ejemplo de la plaza Libertad, antigua plaza mayor de San Salvador y los portales
de Occidente, Dalia y Sagrera es emblemático, aunque los edificios que los integran
sean posteriores a la época colonial. Otros casos significativos y que guardan mejor
la imagen tradicional, hayan sido construidos o no durante esos 300 años, son
los de los parques o antiguas plazas de Suchitoto, Sensuntepeque, Nahuizalco, Chalatenango,
Concepción Quezaltepeque, Tonacatepeque, Santa Tecla o Jiquilisco y en una
situación más de calle, el portal Prunera de San Miguel.
Templos
Uno
de los fundamentos del nuevo poder colonial estaba en la religión que, por medio
de sus templos, dominaría aquellos nuevos conjuntos urbanos convirtiéndose en
uno de los tipos más significativos de la producción arquitectónica. Existen
múltiples templos coloniales o de matriz colonial en El Salvador de los cuales,para
los propósitos de este trabajo, interesa concentrarse en tres: San Pedro Apóstol
en Metapán, el Pilar en San Vicente y San Miguel Arcángel en Huizúcar, sin querer
ignorar la calidad de otros como la Santa Cruz de Roma en Panchimalco, Santiago
Apóstol de Chalchuapa, Asunción de Ahuachapán, el Pilar de Sonsonate o Dolores
de Izalco, así como las iglesias de Conchagua, Citalá o Nahuizalco.
San
Pedro Apóstol en Metapán (1743) es probablemente el templo colonial de escala
más monumental del país. Su posición elevada respecto de la plaza principal y
el espacioso atrio propio, separado de la plaza, le otorgan una posición escenográfica
destacada, tal vez barroca. Asimismo, la fachada principal, dominada por una
torre central, le da un acento vertical. También son destacables la evidencia
de las potentes masas de sus paredes perforadas por pequeños octógonos y los múltiples
nichos para la imaginería.
Por
su parte, el Pilar de San Vicente (1769) tiene un escenario bastante más
doméstico, dentro de uno de los barrios de la ciudad, aunque enfrentando una
plazuela. Destacan en ella varias cualidades de gran originalidad respecto al
tradicional lenguaje de los templos coloniales en el país: primero, la austeridad
de su fachada principal, de una abstracción casi moderna, formada por una portada
rectangular, de dos cuerpos y un coronamiento con forma de medio hexágono.
Segundo, destacan en esa fachada las columnas salomónicas en bajorrelieve que
introducen un novedoso juego de luces y sombras. Finalmente, es notable la
tensión entre ese lenguaje «minimalista» y la fachada norte y el interior del
templo, donde se evidencian las tres naves con sus bóvedas y linternas, así
como la cúpula principal.
Por
último, interesa señalar el caso de San Miguel Arcángel en Huizúcar (1740) como
un excelente ejemplo de arquitectura religiosa en un contexto rural en el que
deben valorarse varias características. Primero, la escala doméstica apropiada
para un pueblo de unas 200 familias en las montañas de la cordillera del
Bálsamo, en el cual no preside una plaza si no una explanada en la cima de una loma
que domina el asentamiento. Luego, su austeridad que la lleva a una depuración
tal que permite leer con claridad la estructura esencial de la arquitectura religiosa
colonial del país: planta basilical a tres naves que rematan en una cúpula octogonal
interna sobre el altar, cubierta a dos aguas y contrafuertes macizos para ayudar
a sostener las anchas paredes de adobe. Finalmente, y talvez lo más original en
el contexto salvadoreño, es su posición adosada a un convento en «U», organizado
alrededor de un patio cuadrado dentro del cual vuelven a sobresalir los
portales interno y externo, resueltos con un escala mayor hacia la explanada de
la iglesia y con otra menor en el interior y fachadas secundarias.
Viviendas
El
desarrollo de una nueva especialidad interna en la escala doméstica habitacional
es el tercer gran aporte de la arquitectura colonial en El Salvador y probablemente
en toda América Latina. Al modelo originario de las chozas de tierra pisada de
Joya de Cerén, los españoles agregarían una tipología de vivienda nueva, que
todavía subsiste, se repite, renueva y multiplica en la arquitectura salvadoreña:
la casa de patio, en dos versiones: la casa rural aislada, heredera del cortijo
español; y la casa urbana, adosada, que configura las cuadras de aquel trazado regular.
Todas eran variaciones probadas en la península de la casa mediterránea cuya
matriz griega y romana ya había descrito Vitruvio en el siglo I a. de C. y que
los árabes enriquecerían incorporándoles agua y naturaleza. En términos arquitectónicos
se trata de la composición mesurada de llenos y vacíos y espacios intermedios,
corredores y portales, que permitía hacia el interior organizar y jerarquizar
las habitaciones, adaptándolas a las formas a veces irregulares de las parcelas.
Hacia el exterior el esquema facilita la creación de fachadas continuas, horizontales,
dominadas por las franjas de zócalo, pared y cubierta, perforadas por una serie
de vanos verticales, relativamente pequeños que garantizaban una relación
controlada, «filtrada» entre interior y exterior.
Quedan
muy pocos ejemplos de la vivienda rural colonial original. Incluso la pieza más
destacada tanto por su valor histórico como por sus cualidades arquitectónicas,
el casco de la hacienda La Bermuda, cerca de Suchitoto, fue destruida al inicio
de la Guerra Civil cuando recién se había finalizado su restauración.
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