viernes, 18 de noviembre de 2016

Arquitectura Colonial en El Salvador

La época colonial en El Salvador se extendió desde la llegada de Pedro de Alvarado desde Guatemala en 1524 hasta la independencia formal firmada en 1821, es decir prácticamente tres siglos, durante los cuales se produjeron algunas obras de arquitectura notables que subsisten hasta nuestros días y de las cuales es posible hacer una lectura continúa. Se trata de una arquitectura realizada en una provincia relativamente marginal dentro del imperio español en el Nuevo Mundo, poco vinculada a sus centros de dominio político o a las zonas de mayor producción de riqueza mineral. Sin embargo, como bien dice Browning (1987) «pronto se descubrió que la mayor riqueza de aquella provincia era su tierra y su gente».

El criterio tipológico orienta a estudiar tres tipos arquitectónicos y urbanos de trascendencia para la historia de la arquitectura en el país: el conjunto urbano, dominado por la plaza y los portales; el templo religioso y la vivienda.

Conjunto urbano


Los españoles fundaron a lo largo del primer siglo de su dominio en el territorio cuatro ciudades: la Santísima Trinidad de Sonsonate, San Salvador, San Miguel de la Frontera y San Vicente de Austria y Lorenzana, todas contrapuestas o complementadas por los pueblos de indios de las cuales eran vecinas. La fundación de dichas ciudades se enmarcó en lo dispuesto en las respectivas Leyes de Indias introduciendo el distintivo patrón de ciudad en damero a partir de una plaza mayor o de armas, alrededor de la cual se asentaban las principales autoridades y el comercio. Para ello, siguiendo un modelo desarrollado en la Europa Mediterránea se edificaron modestos portales o corredores techados que integraban los edificios a las plazas por medio de un espacio de transición techado pero abierto.Esto constituye un tipo arquitectónico-urbanístico de gran impacto en la historia urbana y arquitectónica de El Salvador ya que introdujo un nuevo elemento en el tratamiento de la relación entre llenos y vacíos urbanos, dominado por el ritmo de las columnas, creando así un nuevo espacio de convivencia social y de imagen urbana, lo que R. Segre (1999) llama un «salón urbano».

El ejemplo de la plaza Libertad, antigua plaza mayor de San Salvador y los portales de Occidente, Dalia y Sagrera es emblemático, aunque los edificios que los integran sean posteriores a la época colonial. Otros casos significativos y que guardan mejor la imagen tradicional, hayan sido construidos o no durante esos 300 años, son los de los parques o antiguas plazas de Suchitoto, Sensuntepeque, Nahuizalco, Chalatenango, Concepción Quezaltepeque, Tonacatepeque, Santa Tecla o Jiquilisco y en una situación más de calle, el portal Prunera de San Miguel.

Templos


Uno de los fundamentos del nuevo poder colonial estaba en la religión que, por medio de sus templos, dominaría aquellos nuevos conjuntos urbanos convirtiéndose en uno de los tipos más significativos de la producción arquitectónica. Existen múltiples templos coloniales o de matriz colonial en El Salvador de los cuales,para los propósitos de este trabajo, interesa concentrarse en tres: San Pedro Apóstol en Metapán, el Pilar en San Vicente y San Miguel Arcángel en Huizúcar, sin querer ignorar la calidad de otros como la Santa Cruz de Roma en Panchimalco, Santiago Apóstol de Chalchuapa, Asunción de Ahuachapán, el Pilar de Sonsonate o Dolores de Izalco, así como las iglesias de Conchagua, Citalá o Nahuizalco.
San Pedro Apóstol, Metapan 

San Pedro Apóstol en Metapán (1743) es probablemente el templo colonial de escala más monumental del país. Su posición elevada respecto de la plaza principal y el espacioso atrio propio, separado de la plaza, le otorgan una posición escenográfica destacada, tal vez barroca. Asimismo, la fachada principal, dominada por una torre central, le da un acento vertical. También son destacables la evidencia de las potentes masas de sus paredes perforadas por pequeños octógonos y los múltiples nichos para la imaginería.

Por su parte, el Pilar de San Vicente (1769) tiene un escenario bastante más doméstico, dentro de uno de los barrios de la ciudad, aunque enfrentando una plazuela. Destacan en ella varias cualidades de gran originalidad respecto al tradicional lenguaje de los templos coloniales en el país: primero, la austeridad de su fachada principal, de una abstracción casi moderna, formada por una portada rectangular, de dos cuerpos y un coronamiento con forma de medio hexágono. Segundo, destacan en esa fachada las columnas salomónicas en bajorrelieve que introducen un novedoso juego de luces y sombras. Finalmente, es notable la tensión entre ese lenguaje «minimalista» y la fachada norte y el interior del templo, donde se evidencian las tres naves con sus bóvedas y linternas, así como la cúpula principal.
El pilar de San Vicente

Por último, interesa señalar el caso de San Miguel Arcángel en Huizúcar (1740) como un excelente ejemplo de arquitectura religiosa en un contexto rural en el que deben valorarse varias características. Primero, la escala doméstica apropiada para un pueblo de unas 200 familias en las montañas de la cordillera del Bálsamo, en el cual no preside una plaza si no una explanada en la cima de una loma que domina el asentamiento. Luego, su austeridad que la lleva a una depuración tal que permite leer con claridad la estructura esencial de la arquitectura religiosa colonial del país: planta basilical a tres naves que rematan en una cúpula octogonal interna sobre el altar, cubierta a dos aguas y contrafuertes macizos para ayudar a sostener las anchas paredes de adobe. Finalmente, y talvez lo más original en el contexto salvadoreño, es su posición adosada a un convento en «U», organizado alrededor de un patio cuadrado dentro del cual vuelven a sobresalir los portales interno y externo, resueltos con un escala mayor hacia la explanada de la iglesia y con otra menor en el interior y fachadas secundarias.
 San Miguel Arcángel en Huizúcar

Viviendas


El desarrollo de una nueva especialidad interna en la escala doméstica habitacional es el tercer gran aporte de la arquitectura colonial en El Salvador y probablemente en toda América Latina. Al modelo originario de las chozas de tierra pisada de Joya de Cerén, los españoles agregarían una tipología de vivienda nueva, que todavía subsiste, se repite, renueva y multiplica en la arquitectura salvadoreña: la casa de patio, en dos versiones: la casa rural aislada, heredera del cortijo español; y la casa urbana, adosada, que configura las cuadras de aquel trazado regular. Todas eran variaciones probadas en la península de la casa mediterránea cuya matriz griega y romana ya había descrito Vitruvio en el siglo I a. de C. y que los árabes enriquecerían incorporándoles agua y naturaleza. En términos arquitectónicos se trata de la composición mesurada de llenos y vacíos y espacios intermedios, corredores y portales, que permitía hacia el interior organizar y jerarquizar las habitaciones, adaptándolas a las formas a veces irregulares de las parcelas. Hacia el exterior el esquema facilita la creación de fachadas continuas, horizontales, dominadas por las franjas de zócalo, pared y cubierta, perforadas por una serie de vanos verticales, relativamente pequeños que garantizaban una relación controlada, «filtrada» entre interior y exterior.
Quedan muy pocos ejemplos de la vivienda rural colonial original. Incluso la pieza más destacada tanto por su valor histórico como por sus cualidades arquitectónicas, el casco de la hacienda La Bermuda, cerca de Suchitoto, fue destruida al inicio de la Guerra Civil cuando recién se había finalizado su restauración.


Arquitectura Precolombina en El Salvador


El Salvador, como el resto de Mesoamérica, estuvo abundantemente habitado
antes de la llegada de los conquistadores españoles. Hasta donde se ha podido
comprobar, se trataba de un territorio periférico respecto de otros centros dominantes relativamente cercanos como Copán o las ciudades mayas del valle del Motagua o de la península de Yucatán en las actuales Honduras, Guatemala y
México.Esa cercanía de algunos de los centros más brillantes de la civilización
maya no impidió que El Salvador estuviera poblado por tribus más vinculadas
con los habitantes del centro de México, pormedio de los nahuas. Como bien
lo anotaba White (1987), en buena medida de ahí proviene la mayor cercanía
cultural entre El Salvador y México, que entre México y Guatemala, donde el
arraigo maya es mucho más profundo.


En el ahora llamado valle de San Andrés o Zapotitán, se encuentran también
algunas de las estructuras más significativas de la arquitectura precolombina del
país. Primero, el asentamiento de Joya de Cerén, único Patrimonio Cultural de
la Humanidad en territorio salvadoreño. Se trata de una serie de estructuras: viviendas, graneros y baños agrupadas por los arqueólogos en tres subconjuntos. El valor del asentamiento en términos de arquitectura está justamente en su carácter eminentemente habitacional y, por lo tanto, en el manejo de una escala doméstica,



cotidiana, donde se encuentran los modelos originarios de la arquitectura vernácula rural de El Salvador y América Central. Dichos modelos minimizan la necesidad de vida interna dentro de las casas y maximizan el uso del espacio exterior consiguiendo un mejor aprovechamiento del sitio, de los materiales del lugar y del clima. Por otro lado, resulta de interés reconocer en un pequeño asentamiento diversidad de formas, incluyendo la cúpula básica y planta redonda del Temazcal y las técnicas constructivas a partir de tierra pisada.


Menos de 5 km al surponiente de Joya y probablemente vinculados históricamente, se encuentra el sitio de San Andrés. Es un conjunto ceremonial, vecino del mismo río Sucio, donde se debe valorar el núcleo o acrópolis principal que incluye una plataforma elevada rodeada por dos pirámides que aún no han sido completamente develadas. Desde ellas se domina el valle y los elementos fundamentales del paisaje: el río Sucio y los volcanes de San Salvador y Laguna Caldera. Hasta ahora dos templos menores han sido descubiertos cerrando el conjunto en su eje norte sur.


Nuevamente en este caso se ponen de relieve los valores arquitectónicos de escala, articulación entre espacio positivo y negativo, y la relación entre edificios y
plazas con su entorno natural y hasta cósmico. Estas cualidades también pueden ser encontradas, en general, en la arquitectura original de las grandes ciudades de
Mesoamérica, respecto de las cuales, como ya se dijo, estos asentamientos tenían un carácter más bien periférico. Sin embargo, el hecho mismo de poder recuperar algunas de las técnicas y los principios conceptuales de las obras de mayor envergadura en un contexto específico, aprovechando las cualidades del lugar y su ubicación puntual en el paisaje, constituye un aporte esencial para el futuro.

Artes Visuales de Costa Rica

Museo del Oro Museo del Oro


Precolombino o Museo del Oro, es un museo histórico, arqueológico y cultural ubicado en San José, capital de Costa Rica. Se encuentra localizado en un edificio subterráneo bajo la Plaza de la Cultura, en Calle 5, Avenida Central y segunda, en pleno corazón josefino. Dicho edificio es la sede permanente de las colecciones pertenecientes al Banco Central de Costa Rica El Museo del Oro Precolombino posee una extraordinaria colección de objetos elaborados en oro, los cuales reflejan la cosmovisión, la estructura social y la orfebrería de los pueblos precolombinos que ocuparon el actual territorio costarricense. La exhibición muestra el uso y la función de las piezas, la tecnología, así como la relación con la naturaleza y la vida diaria de estos grupos humanos La colección de oro precolombino está formada por 1586 piezas. En Costa Rica, la evidencia arqueológica señala que la aparición de los primeros objetos metálicos se dio hacia el año 300-500 d.C. y alcanzó su máximo apogeo después del 700 d.C. y hasta el contacto con los españoles.

La mayoría de los objetos de metal que se ha recuperado en Costa Rica procede del Pacífico Sur, debido a la existencia de yacimientos de oro y cobre en estado natural en dicha región; no obstante, también se hallan en el Caribe Centra Museo del Jade El Museo del Jade y de la Cultura Precolombina, llamado simplemente Museo del Jade, es un museo histórico, cultural y arqueológico ubicado en San José, Costa Rica, perteneciente al Instituto Nacional de Seguros (INS). Resguarda una colección arqueológica conformada por una amplia gama de artefactos de cerámica, hueso, madera, concha y piedra como estatuaria, metates, manos de moler y otros, sin embargo, su principal atractivo es la enorme cantidad de piezas arqueológicas confeccionadas con piedras semipreciosas conocidas en su conjunto como jade, colección considerada como la más grande del mundo con respecto a esta piedra preciosa.


Museo Nacional se encuentra ubicado en la ciudad de San José. Fue creado el 4 de mayo de 1887 por medio del acuerdo Nº 60, durante la administración del presidente Bernardo Soto Alfaro. La actual localización del museo es el antiguo "Cuartel Bellavista". Este último pasó a manos del museo cuando el ejército se abolió como una institución permanente. El museo ofrece actualmente varios servicios entre ellos, salas de exhibición, talleres, charlas, material informativo y visitas guiadas, entre otros.
Colonial

Durante la época de la Colonia hubo poca actividad artística y teatral en Costa Rica, debido a la pobreza crónica del país y a la oposición de la Iglesia Católica ante este tipo manifestaciones culturales. La ley para la construcción del Teatro Nacional se realizó el 26 de mayo de 1890. Los planos originales del Teatro, de inspiración italiana, se habían modificado durante la construcción para introducir características de orientación francesa.

Época Precolombina


El descubrimiento de Costa Rica Abarca desde el establecimiento de los primeros pobladores hasta la llegada de Cristóbal Colón a América por el cuarto viaje que realizo. Existieron tres tipos de etnias pero no existen edificaciones como referencia en la actualidad. Hay evidencias arqueológicas que permiten ubicar la llegada de los primeros seres humanos a Costa Rica entre el 10000 y el 7000 a. C. Durante el II milenio a. C. ya existían pequeñas comunidades agrícolas sedentarias.


Época Republicana


 Fadrique Gutiérrez (1847-1897) Fue un escultor, pintor, arquitecto y militar costarricense. Personaje de tintes casi legendarios, se le considera el pionero de la escultura contemporánea costarricense. Su obra arquitectónica más conocida es El Fortín, icónico edificio de estilo colonial ubicado en la ciudad de Heredia.

Época moderna


Enrique Echandi (1866-1959) Fue un pintor costarricense, famoso ante todo por sus retratos oficiales de presidentes de su país y por la representación no canónica del heróe nacional Juan Santamaría en su cuadro La quema del Mesón. Echandi se formó en Alemania y, con un buen dibujo, practicó una pintura academicista desarrollada, sobre todo, en el retrato.

Grupo Ocho Su formación fue en 1961, gesta un verdadero cambio en la plástica costarricense al introducirse el arte abstracto en el país, con la fundación del denominado Grupo Ocho, formado por los pintores Rafael Ángel García, Harold Fonseca, Guillermo Jiménez Sáenz, César Valverde Vega, Luis Daell y Manuel de la Cruz González, y por los escultores Néstor Zeledón Guzmán y Hernán González Gutiérrez, a los cuales se unirán después la pintora colombiana Lola Fernández y los pintores Guillermo Combariza y Carlos Poveda

Rafael Ángel García Picado “Felo” (1928) Es un pintor de lo urbano. Los lugares, por lo general, casas y barrios pobres, siempre se encuentran despoblados de figuras humanas. Algunos indicios indican al espectador la escondida existencia de seres humanos: ropa tendida o luces. Con estos temas tan simples y un color superlativo consigue obras de muy alta calidad artística.

Harold Fonseca Discípulo del alemán Alex Bierig y graduado de la Corcoran School of Art y el Art Institute de Chicago, realizó la primera exposición de arte contemporáneo ante la OEA, representando a Costa Rica, en los años 1960, luego de lo cual fue diplomático y formó parte del Grupo Ocho. Junto a Manuel de la Cruz González, pintó los únicos dos ejemplos de concretismo en el arte mural costarricense, en la Plaza González Víquez y el antiguo Banco Anglo. En su arte, pintó paisajes, figuración abstracta y posteriormente, trazos de temática precolombina mezclado con lo africano y europeo en forma de figuras geométricas. También tocó los temas de las leyendas costarricenses y los mitos clásicos.

Guillermo Jiménez Sáenz (1922-1988) Es uno de los iniciadores del arte abstracto en Costa Rica, pues integró, junto a otros siete artistas de su época, el denominado Grupo Ocho, uno de los movimientos artísticos más importantes de la historia del arte moderno de Costa Rica, en la década de 1960. Fue profesor, catedrático y vicedecano de la Escuela de Bellas Artes de Costa Rica, y docente en la Casa del Artista. Su obra se caracterizó por un grado de abstracción muy marcado, al aplicar en sus pinturas una combinación de planos geométricos

Manuel de la Cruz González (1909-1986) Es uno de los pintores más importantes de Costa Rica, discutido en su momento, y exiliado durante años por problemas políticos. Tiene una destacada actuación dentro del arte de tipo nacional del que se aparta para trabajar en el expresionismo abstracto y en la abstracción geométrica en los que realiza obras en las que prueba su dominio del color y la composición.


Luis Chacón Realizará en sus obras una representación muy personal del paisaje costarricense, manejando el concepto de la pintura como deleite visual, del color como pigmento que construye la imagen, practicando la simplificación de la forma inspirado en el arte etrusco y precolombino, dándole a su pintura con carácter optimista de cara al futuro.

Jorge Enrique Jiménez Martínez, es un escultor y arquitecto de origen costarricense, mejor conocido como Jorge Jiménez Deredia. Habiendo comenzado su carrera en su país natal, Deredia se trasladó a Italia en 1976, país en donde ha desarrollado gran parte de su obra recibiendo aclamación internacional y privilegios únicos, siendo tal vez los más importantes el ser el primer escultor latinoamericano en colocar una obra en la Basílica de San Pedro, ubicada en el Vaticano, y ser el primer artista contemporáneo en exponer sus obras en el Foro Romano, entre otros sitios de la capital italiana


Artes Visuales de Guatemala

Guatemala es un país donde tiene una diversidad de riqueza con relacion al arte a continuación conoceremos mas sobre su arquitectura, pintura y los grandes exponentes de este país. 


Precolombina


Lienzo de Quauhquechollan: es lo grafico de la conquista española, la cual narra todo el proceso de la conquista y termina con la llegada a El Salvador; también muestra la llegada de negros a Centroamérica por los españoles.

La orden de la sociedad se ha ido transformando en este orden: Salvajes, Barbaros, Civilizados



Civilización maya 


Arquitectura: Tikal lo más antigua de la civilización.

Teatro: Chilam Balam es la pieza de teatro más antigua conocida de la civilización maya. Es el nombre de varios libros que relatan hechos y circunstancias históricas de la civilización maya. Escritos en lengua maya durante los siglos XVI y XVII.

Danza: Mural Bonampak (Chiapas) es maya. Obras pictóricas más significativas y mejor conservadas pertenecientes a la cultura maya.

Colonia


Antigua Guatemala es parte de la arquitectura y nos presenta el arte colonial, la religión católica en la cual tenían poder los reyes y las autoridades locales. Durante la época de la colonia era conocida como «Santiago de los Caballeros de Guatemala».

Universidad de San Carlos es la primera universidad creada.

Siglo XIX


No existían pinturas locales, sino eran todas extrajeras.

Desiderio Scotii (español) fue impresionista.

Justo de Gandarias (1843-1933 español) escultor catalán. creo "el niño con un pato" una escutura de mesa de bronce

Santiago Gonzáles (1870 – 1909 italiano) estuvo en Venezuela. "templo minerva en guatemala"

Siglo XX


Jaime Sabartés (1881-1968) trabajo como secretario de Picasso e incluyo el civismo en Guatemala e incorpora la moda de Francia.

Carlos Valenti (1888-1912 francés/guatemalteca) considerado como el primer expresionista de la pintura guatemalteca.

Carlos Mérida (1891-1984 guatemalteco) el verano, la puerta estrecha,

Academia de las bellas artes (1920) es una institución educativa dedicada especialmente a las artes plásticas, fundada en 1892. En 1944 la institución se convirtió oficialmente en la Escuela Nacional de Artes Plásticas.  Fundado por Rafael Rodríguez Padilla (1890-1929 guatemalteco).

En Guatemala a diferencia de El Salvador es que en Guatemala la primera academia de bellas artes la creo un guatemalteco Rafael Padilla, y en El Salvador lo hicieron extranjeros.

El Tamal Rafael Padilla 

Generación del 40


Roberto González Goyri (1924-2007) pintor y escultor guatemalteco será figurativo (geométrico).


Juan Antonio Franco (1920_1994) pintor guatemalteco

Rodolfo Abularach (1933) pintor, escultor y grabador guatemalteco sus obras se centran en el ojo humano.

En las artes visuales guatemaltecas se forman grupos entre ellas se encuentra el Grupo Vertebra fundada en 1969 conformado por Elmar Rene Rojas, Roberto Cabrera y Marco Augusto Quiroa. Su principal objetivo era el de reforzar el compromiso social de los artistas y motivarlos a realizar un arte testimonial, así como buscar nuevos públicos, nuevos medios y nuevos mensajes.

Rina lazo (1923 guatemalteca) pintora, inicio su carrera como aprendiz de Diego Rivera.

Ramón Banús Mongrell (1938-2012) pintor guatemalteco, realizaba sátira social 

César izquierdo (1937-2015) pintor y dibujante guatemalteco, fue un pintor abstracto pero en realidad fue figuralista.

Luis Díaz (1939-2014) arquitecto, pintor, muralista, escultor y artista plástico guatemalteco. Emplea técnicas mixtas (materiales y conceptos).  

Isabel Ruiz (1945) artista guatemalteca, estuvo ligada a la “Galería Imaginaria”; retoma los ideales del grupo vertebra (realidad social) sus obras son neofigurativas (expresionismo aleman).

Fotógrafos


Luis González Palma (1957) guatemalteco, su fotografía se enfoca más en el “ser guatemalteco en su entorno”.

Daniel Chauche (1951) artista, maestro, y propietario del estudio “Chez Daniel S.A.”, su fotografía se dirige más a los indígenas.
  

Escultores  


Luis Carlos León escultor guatemalteco.

Diana fernández escultura guatemalteca

 Roberto González Goyri (1924-2007) pintor y escultor guatemalteco será figurativo (geométrico).

viernes, 21 de octubre de 2016



Camilo Minero

 fue un pintor, muralista y grabador salvadoreño, nacido el 11 de noviembre de 1917 en Zacatecoluca, El Salvador.
Comenzó a pintar a los 14 años. Cursó estudios de pintura en la Escuela Nacional de Artes Gráficas de El Salvador bajo la dirección del maestro Carlos Alberto Imery. Fue becado por el Estado salvadoreño, y estudió en México con los grandes muralistas Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros. Desde muy joven se afilió al Partido Comunista Salvadoreño, lo que le valió vivir en el exilio durante largo tiempo. Sus obras se encuentra dispersa en toda Latinoamérica, particularmente en México, Cuba, Nicaragua, y otros países pintor salvadoreño.
Fue maestro en 1960 de la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad de El Salvador. Pronto llegó a convertirse en el director del Taller de Artes. También trabajó en el departamento de Periodismo de la UES






Carlos Alberto Imery


 (18 de marzo de 1879 - 27 de julio de 1949) fue un pintor y profesor de artes gráficas salvadoreño.
La familia de Carlos Imery era reconocida en la ciudad de San Salvador por el estudio fotográfico que mantenían en las cercanías de la Plaza Francisco Morazán. Desde pequeño comenzó a realizar copias de láminas con mucha habilidad, y al llegar a la secundaria inició el aprendizaje del dibujo y la pintura por recomendación de uno de sus profesores a su padre.
Su primer maestro fue Marcelino Carballo y realizó su primera exposición en 1903 en el taller de Luissi y Ferracutti. Para el año 1904 partió a Italia junto a Miguel Ortiz Villacorta donde estudió en el Real Instituto de Bellas Artes de Roma gracias a una beca concedida por el presidente Pedro José Escalón.
Cuando regresó a El Salvador en 1911, tenía pensado divulgar su obra e iniciar una escuela, pero sus objetivos se retrasaron por falta de dinero, y tampoco tuvo éxito en la venta de sus cuadros. Pese a todo se dedicó a confeccionar carrozas para las fiestas agostinas y exhibía su obra en las vitrinas de ferreterías y almacenes. Sin embargo, recibió el apoyo del presidente Manuel Enrique Araujo para establecer una Escuela de Dibujo y Pintura en su propio hogar en 1912.  Posteriormente el presidente Carlos Meléndez le dio fundación formal con la promulgación del decreto del 15 de septiembre de 1913 en el que se creó la Escuela Nacional de Artes Gráficas, dirigida por el mismo Imery.
Dicha escuela enseñaba pintura, litografía, mecanografía, y tipografía, entre otros artes y oficios. En opinión de Camilo Minero, quien fue uno de sus alumnos, la enseñanza impartida en la institución era muy completa, y también el maestro Imery era una persona exigente con sus estudiantes. Para el crítico de arte Luis Retana, la escuela insertó «al país en la modernidad práctica», mientras que Jorge Cornejo asevera que la historia de la pintura salvadoreña inició, de hecho, con el magisterio de Imery.
Otros alumnos que pasaron por la escuela fueron Carlos Cañas, César Sermeño, Luis Alfredo Cáceres Madrid, Luis Ángel Salinas y José Mejía Vides, entre otros.
Aunque no era pintor prolífico, Carlos Imery dejó obras de temáticas locales como Maíz, Campesinos, Volcán de San Salvador, Muchacho de la máscara y La ceiba del cementerio. También fungió como conservador de monumentos nacionales; profesor de dibujo de la Escuela Politécnica Militar y la Escuela Normal de Maestros; se desempeñó en la cátedra de dibujo, perspectiva y sombra en la Escuela de Ingeniería de la Universidad de El Salvador; y ostentó el cargo de director del Museo Nacional entre 1928 y 1930. Además, se mantuvo al frente de la Escuela de Artes Gráficas hasta su muerte.
Fueron sus padres Mercedes Peña y Benito Imery, y tuvo cinco hermanos. Contrajo matrimonio con Concepción Castro en 1915 con quien procreó tres hijos. Padeció de una enfermedad en los ojos que le obligó a dejar su carrera de pintor hasta 1920, aunque no dejó la docencia.


Museo Nacional de Antropologia y Cifco


Antonio Bonilla



(San Salvador, n. 1954) es un pintor y muralista salvadoreño. Realizó estudios de Arquitectura en laUniversidad de El Salvador, los cuales dejó inacabados para dedicarse a la pintura. Participó en las actividades de la comunidad artística La Masacuata, y también perteneció al grupo formado por Napoleón López, Ricardo Ramírez y Edmundo Valencia.
Su obra es ubicada dentro de las corrientes del expresionismo y surrealismo, con influencias del arte precolombino. Bonilla recurre de manera constante a la sátira, y se dice que sus creaciones producen «por primera vez en la historia del arte pictórico salvadoreño, un toque de irreverencia en su estilo, dentro del cual se refleja abiertamente una serie de tabúes, prejuicios y falsas moralidades que significan una burla al verdadero “salvadoreñismo”». De hecho, el año 1984 presentó una exposición en el Centro Cultural Tlaolli el cual marcó un «punto de ruptura en la pintura salvadoreña ya que fue valiente y agresiva, con aguda crítica social llena de humor y burla».
Su formación es autodidacta, y hay quienes le apodan «el maestro del “feísmo” en El Salvador». Dos murales de su autoría se encuentran en el Museo Nacional de Antropología Dr. David J. Guzmán, denominado 200 años de lucha por la emancipación en El Salvador (2011); y el otro en el Centro Internacional de Ferias y Convenciones, con el título Alegoría de la guerra civil y los Acuerdos de Paz (2012). Ambas creaciones se produjeron en el marco de la celebración del Bicentenario del Primer Grito de Independencia de Centroamérica y el veinte aniversario de los Acuerdos de Paz de Chapultepec, respectivamente.

       


                  

Catedral Metropolitana de San Salvador y Capilla de la UCA

Rosa Mena Valenzuela

Rosa Mena Valenzuela fue una pintora salvadoreña, nacida en 1913 en San Salvador. Aunque ella daba como año oficial de su nacimiento 1924, Luis Croquer reveló en 2004 que la fecha real era el 13 de septiembre de 1913 .
Su madre, Emilia Valenzuela, y su padre, el abogado, compositor de valses y mùsico, José Mena, le proporcionan un ambiente intelectual y artístico que marcarían su vida. La casa de su abuela materna era frecuentada por artistas como Gianolli, María de Baratta o Angelita Peña en compañía de los cuales aprendió solfeo, piano y canto. Ganó durante varios año el Premio Nacional de Dibujo en el Colegio de Jeunes Filles Jean D´Arc. A la edad de 40 años se inscribe en la Academia del pintor español Valero Lecha
Su trabajo inicial tiene influencia impresionista, con trabajos como Interior pero pronto la influencia de su maestro, Valero Lecha, se deja ver en su colección de retratos expresionistas. En los años sesenta viaja a Europa y Oriente Medio gracias a una beca otorgada por el gobierno de Italia y la cual fue tramitada para ella por Salarrué . Esta experiencia tendrá también reflejo en su pintura, que se vuelve más lineal y espiritual con cierto sincretismo religioso que combina con influencias de la caligrafía árabe y cierto estilo paleocristiano. De esta época destaca Recuerdo de Jerusalén cuadro ganador en el Certamen Centroamericano y del Caribe de pintura en 1964
Rompe con la pintura de caballete e hibrida el óleo con el grafito, los pasteles, lápices de color, pinturas industriales y hasta maquillaje en sus obras junto a materiales industriales como retazos de telas, pinturas, hilos y papeles como soporte y para crear collages. A pesar de ser criticada por sus contemporàneo su obra se expuso en Suramérica, Europa y Estados Unidos
En 1995 fue seleccionada por la Unesco para ilustrar la antología de Nicanor Parra. Dos años después viaja a España como Invitada Especial para participar en la inauguración de la muestra itinerante IBEROAMERICA PINTA parte del Proyecto Periolibros. En 2002 la Asamblea Legislativa la nombró "pintora meritísima".
El Museo de Arte de El Salvador tiene la mayor colecciòn de sus obras, con 66 piezas de la artista.




    

                                                       



 
  


 






Luis Lazo


Luis Lazo Chaparro nació en San Salvador el 6 de enero de 1960. Desde temprana edad descubre su pasión por la pintura y comienza su preparación artística tomando clases con Miguel Polanco (1976-1978), posteriormente estudio diseño gráfico  en la Universidad Ibero americana (México D.F. 1979); dibujo y pintura con Rosa Mena Valenzuela (1980-1982); cerámica en el  taller de Alfonso Mirón (Guatemala 1983-1984) y dibujo en la Academia de Arte Lorenzo de Médici de Florencia (Italia, 1987).
Sus obras incluye pintura, desarrollándola con las técnicas al óleo, acrílico, mixta, al temple o crayola sobre tela o panel de madera, así como  escultura con material como cerámica, madera reconstruida (llegando a trabajar con elementos particulares como las piñatas); la instalación y performance. Su producción ha sido influencia por su vida personal, viajes y la orientación católica de su educación por lo que corazones, santos y arcángeles, junto con el mar y su serie de clones son las temáticas que más ha abordado el artista, destacando su representación de la figura humana.
Ha participado en más de cien exhibiciones colectivas en el continente amiericano y europa y en seis exihibiciones indeviduales en El Salvador. Como decente, ha impartido talleres de pintura en la Fundacion Maria de Escalón de Nuñez y en la escuela de comunicaciones Mónica Herrera. El artista es mienbro fundador del colectivo La Fábri-k.
Entre sus reconosimientos se destaca ¨Promesa Artísticas¨(1980) otorgado por la Asociación de Artistas y Escritores de El Salvador.

La pintura en la foto, un óleo del artista salvadoreño Luis Lazo Chaparro,  que representa una de las escenas del Via Crucis, reúne varias características de la pintura manierista que existió enm Italia durante el renacimiento alto, tales como  la arbitrariedad en el uso del color y las proporciones. Las proporciones anatómicas se alteran a su voluntad. El alargamiento de las figuras es constante


 


 


 


 


 


 



Roberto Huezo 


Roberto Huezo es un pintor, ceramista, dibujante salvadoreño, podemos dividir su obra en dos momentos: los años de la guerra y los años que le siguieron. Durante la guerra Huezo fue un férreo defensor de los derechos humanos muy allegado al pensamiento de los jesuitas en ese entonces realizo diferentes dibujos que mostraban el suplicio del pueblo y el clamor por justicia, autor de los vitrales del via crucis en la capilla de la Universidad Centro Americana Jose Simeon Cañas. Su obra es desgarradora cobra vida propia y nos muestra a un pintor muy humano
generalmente se menciona que en el caso de Roberto es imposible separar la obra del Hombre… dado que constituyen una relación simbiótica internsica relacionada la una con la otra, lo que nos da como resultado una obra muy sincera, se comunica muy fácilmente con su entorno… de grado tal que genera un vinculo con su espectador, la obras cobran vida propia y sirven de relatores de nuestra realidad, lo podemos ver claramente en las 14 estaciones del via crucis se entabla tanto en el sentido humano asi como en el sentido poético del mensaje… hay pasión y  sentimientos encontrados… sin duda uno de los mejores pintores de este país… considero que es uno de los artistas que están en la búsqueda de la identidad pictórica salvadoreña se distinguen en el clásicos exponentes  de l arte salvadoreño una especie de tributo a todos y todas las artistas que plasmaron nuestra realidad a través del pincel.