viernes, 23 de septiembre de 2016
León Ziguenza
Narrador
y político salvadoreño, nacido en Cojutepeque (en el departamento de Cuscatlán)
el 31 de octubre de 1895, y fallecido en San Salvador el 27 de mayo de 1942.
Por la agudeza, sencillez y eficacia de sus célebres narraciones en verso,
escritas con la intención de censurar los peores comportamientos del ser
humano, está considerado como el primer fabulista de la literatura salvadoreña.
Nacido en el seno de una
familia acomodada -muy influyente en el devenir político, social y cultural de
su nación-, León Sigüenza tuvo acceso desde muy temprana edad a una esmerada
formación académica, desarrollada primero en los colegios de su ciudad natal, y
posteriormente en las mejores instituciones de enseñanza de la capital de El
Salvador. Tras haber completado sus estudios, dio inicio a una brillante
trayectoria política que muy pronto le condujo a asir los cetros de regidor y
alcalde temporal de su Cojutepeque natal, de donde pasó a desempeñar el cargo
de secretario del consulado salvadoreño en Nueva York (1919-1923).
Durante dicho período de
residencia en los Estados Unidos de América comenzó a cultivar su afición a la
literatura, para lo que se sirvió del cauce que le brindaban los principales
medios de comunicación de su país natal. En efecto, asumió las corresponsalías
norteamericanas de algunos rotativos tan relevantes como La Prensa y el Diario
de El Salvador, ocupación que difundió su nombre en los círculos culturales
salvadoreños. Posteriormente, León Sigüenza fue destinado a la Secretaría del
consulado salvadoreño en Tokio (Japón), donde cubrió el período de 1927 a 1931
y, en una segunda etapa, el de 1934 a 1941.
De regreso a Centroamérica
entre ambas misiones en Japón, fue designado representante de su departamento
de Cuscatlán, en calidad de diputado en la Asamblea Nacional (1933),
institución en la que resultó elegido presidente de la Comisión Legislativa de
Relaciones Exteriores, Gracia y Justicia. Cuando volvió a ocupar el cargo de
secretario en el consulado en Tokio, León Sigüenza intervino activamente en uno
de los episodios más destacados de la historia de la diplomacia salvadoreña del
siglo XX: el reconocimiento, por parte del gobierno del general Maximiliano
Hernández Martínez, de la existencia del recién proclamado imperio de
Manchoukuo, creado por el ejército japonés en la región china de Manchuria. El
general Maximiliano Hernández comprometió, con este apoyo a la invasión nipona
y el inmediatamente posterior reconocimiento de sus pretensiones imperialistas
en China, la estabilidad política internacional de El Salvador, circunstancia
que se agravó aún más cuando, el 9 de diciembre de 1941, estalló la guerra en
la zona del conflicto.
Pedro Geoffroy Rivas
Su primera publicación apareció en el Diario de Santa Ana en el mes de noviembre de 1927, con el
verso titulado La búsqueda. También participó en la Revista Crisol. En la ciudad de
San Salvador estudió Medicina, pero en 1931 se trasladó a México para estudiar
Derecho en laUniversidad Nacional Autónozma de México. El año 1939 obtuvo su
diploma, y el tema de su tesis de graduación era la Teoría marxista del Estado.
Precisamente, en México empezó a publicar sus primeros poemarios en los que se
esbozaba una “vertiente de denuncia política”, y también realizó traducciones
de obras de autores como Bruno
Traven.
Para ese tiempo ocurrió en El Salvador el Levantamiento campesino en la zona occidental del país, y
Geoffroy Rivas, junto a Gilberto González y Contreras, se convirtieron en los
primeros en denunciar con su poesía el aniquilamiento en las poblaciones
indígenas por parte de las fuerzas gubernamentales. Su trabajo de protesta influiría en
las siguientes generaciones de poetas.
Ruben Dario
La niñez de Rubén Darío transcurrió en la ciudad de León, criado
por sus tíos abuelos Félix y Bernarda, a quienes consideró en su infancia sus
verdaderos padres (de hecho, durante sus primeros años firmaba sus trabajos
escolares como Félix Rubén Ramírez). Apenas tuvo contacto con su madre, que
residía en Honduras, y con su padre, a quien llamaba "tío Manuel".
Sobre sus primeros años hay pocas noticias, aunque se sabe que a
la muerte del coronel Félix Ramírez, en 1871,
la familia pasó apuros económicos, e incluso se pensó en colocar al joven Rubén
como aprendiz de sastre. Según su biógrafo Edelberto Torres, asistió a varias
escuelas de la ciudad de León antes de pasar, en los años 1879 y 1880, a educarse con los jesuitas.
En El Salvador, el
joven Darío fue presentado por el poeta Joaquín
Méndez al presidente de la
república, Rafael Zaldívar, quien
lo acogió bajo su protección. Allí conoció al poeta salvadoreño Francisco Gavidia, gran conocedor de
la poesía francesa. Bajo sus auspicios, Darío intentó por primera vez adaptar
el verso alejandrino francés a la métrica castellana.8 El uso del verso alejandrino se
convertiría después en un rasgo distintivo no sólo de la obra de Darío, sino de
toda la poesía modernista. Aunque en El
Salvador gozó de bastante celebridad
y llevó una intensa vida social, participando en festejos como la conmemoración
del centenario de Bolívar, que
abrió con la recitación de un poema suyo, más tarde las cosas comenzaron a
empeorar: pasó penalidades económicas y enfermó de viruela, por lo cual en octubre de 1883, todavía convaleciente, regresó a
su país natal.
Tras su regreso, residió brevemente en León y después en
Granada, pero finalmente se trasladó de nuevo a Managua, donde encontró trabajo
en la Biblioteca Nacional, y
reanudó sus amoríos con Rosario Murillo. En mayo de 1884 fue
condenado por vagancia a la pena de ocho días de obra pública, aunque logró
eludir el cumplimiento de la condena. Por entonces continuaba experimentando
con nuevas formas poéticas, e incluso llegó a tener un libro listo para su
impresión, que iba a titularse Epístolas
y poemas. Este segundo libro tampoco llegó a publicarse: habría de esperar
hasta 1888, en que apareció por
fin con el título de Primeras
notas. Probó suerte también con el teatro,
y llegó a estrenar una obra, titulada Cada
oveja..., que tuvo cierto éxito, pero que hoy se ha perdido. No obstante,
encontraba insatisfactoria la vida en Managua y, aconsejado por el salvadoreño Juan José Cañas, optó por embarcarse para Chile, hacia
donde partió el 5 de junio de 1886.
Francisco Gavidia
Hijo de Francisco Antonio Gavidia y de Eloisa Guandique de
Gavidia, nació en el municipio de Cacahuatique, hoy Ciudad Barrios, departamento de San Miguel, El Salvador. Debido al extravío de la
partida de nacimiento original, hubo un debate sobre el año de su nacimiento.
De acuerdo a Hugo Lindo, el año de 1865 se eligió debido a que existían
indicios que soportaban esta teoría, pero existen otros datos que acercan el
año a 1863. De hecho, de acuerdo
a un Decreto de la Asamblea
Legislativa de El Salvador, se
reconoce esta última como la fecha de su nacimiento.
Debido a la muerte de su madre, cuando contaba con 8 años de
edad, Francisco Gavidia se trasladó a la finca de su padre ubicada en el norte
del departamento de San Miguel,
en el actual municipio de Ciudad
Barrios. En 1880 obtuvo el grado
de Bachiller en Ciencias y Letras, y luego se trasladó a San Salvador donde
ingresó a la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad de El Salvador. Sin
embargo, dejó la carrera después de un año, para convertirse en un autodidacta. Para 1882, era miembro del grupo
literario La Juventud, y
ya entonces mostraba un fuerte interés por los versos franceses. Fue en ese
mismo año, de acuerdo a numerosas fuentes, que conoció a Rubén Darío. Ambos desarrollaron una
fuerte amistad hasta el punto que en 1890, Gavidia fue padrino de bodas de
Darío.
Un sinnúmero de libros en español y francés pasaron por sus
manos. A fin de recuperarse de la enfermedad provocada por el exceso de trabajo
y el cansancio mental producto de su intensa actividad intelectual, fue enviado
a París por orden del presidente Rafael Zaldívar. Gavidia poseía un amplio acervo
cultural y se menciona que dominaba a la perfección el alemán, francés, inglés, italiano, portugués, hebreo, latín y el griego,
además del maya-quiché, lengua para la que llegó a desarrollar una gramática
con el objeto de popularizar el idioma. Desarrolló también un idioma, llamado
«Salvador», que buscaba se universalizara, pero recibió muy poco apoyo por
parte de los intelectuales de su época, a pesar de todo, Gavidia publicó
algunos poemas en «Idioma Salvador», entre los que se destacan Los Argonautas y A
Marconi.
¿Quien soy yo? poema
¿Quien soy?
Formó parte de las estrellas
De sueños perdidos en
Incontables ideas
Soy la brisa en un suspiro
&
los ecos que callan por un sonido
Aunque
mis letras en tinta se ahoguen
Mi voz
en el silencio sonará
Yo sé que mi sueño en las estrellas
Ya nunca jamás se perderá
Mis sueños plasmados en papel
Toman vida & comienzan a crecer
No temeré, les seré fiel
Tomare fuerzas, voy a vencer
Mi Carta a los Patriotas
Mi respuesta a los patriotas
Salarrué
21 de enero de 1932
Mis amigos me han dicho “Tú que eres sereno, tœ que ves las cosas con los ojos adormilados, tú que estás siempre en la tierra del ensueño, en ese mundo irreal a donde los golpes de la marea de aquí abajo no llegan, por lo mismo, por eso, tœ debes dar tu opinión en estos momentos en que la patria se encuentra en la indecisión. Apunta tu microscopio y dinos que ves y como lo ves, de algo ha de servirnos, hazlo por patriotismo, dígnate pisar con tus plantas la tierra firme, siquiera por una vez... “.Y se han echado a reír. Conozco en su manera, que lo han dicho en parte como burla amistosa, con el cariño que infunden los locos pacíficos, en parte en serio y es por ello que yo me he quedado perplejo y me he sentido luego como incomprendido, tenido
como un ser vago e inútil, de un mundo problemático. Y me he indignado en mi dignidad de hombre y he alzado mi grito de protesta como la voz en el desierto escribiendo esta respuesta a los patriotas sin nombre...
Yo no tengo patria , yo no se que es patria : ¿A qué llamáis patria vosotros los hombres entendidos por prácticos? Se que entendéis por patria un
conjunto de leyes, una maquinaria de administración, un parche en un mapa de colores chillones. Vosotros los prácticos llamáis a eso patria. Yo el iluso no tengo patria, no tengo patria pero tengo terruño (de tierra, cosa palpable). No tengo El Salvador (catorce secciones en un trozo de papel satinado); tengo Cuscatlán, una región del mundo y no una nación (cosa vaga). Yo amo a Cuscatlán. Mientras vosotros habláis de la Constitución, yo canto a la tierra y a
la raza: La tierra que se esponja y fructifica, la raza de soñadores creadores que sin discutir labran el suelo, modelan la tinaja, tejen el perraje y abren el camino. Raza de artistas como yo, artista quiere decir hacedor, creador, modelador de formas (cosa práctica) y también comprendedor.
La mayor parte de vosotros se dedica en su patriotismo a pelearse por si tienen o no derecho, por si es o no constitucional, por si será fulano o zutano, por si conviene un ismo u otro a la prosperidad de la nación. La prosperidad es para vosotros el tenerlo todo, menos la tierra en su sentido maternal.
Capitalistas embrutecidos, perezosos y bribones muestran sus caras abotagadas y crueles a no menos crueles comunistas pedigüeños, sórdidos y rapaces. Mientras estos dos bandos en todos sus grados de intensidad se gruñen unos a otros, nosotros los soñadores no pedimos nada porque todo lo tenemos.
Ellos se arrebatan las cáscaras y nos dejan la pulpa : - El pan es mío, todo mío, dejadme vender el pan”; gritan unos;”no” dicen otros :” tenemos hambre y el pan es nuestro, porque la tierra es nuestra”… Mientras nosotros los soñadores, sin que nadie se oponga, hacemos crecer la espigaembelleciendo el paisaje, gozamos la música del maizal que sonríe con la brisa, recogemos cantando la mazorca y dejamos el comerla a tarascadas a los puercos. El cafetalero es un pedante que habla del mercado, de la baja, del alza, cuenta pisto agachado sobre las mesas, husmea costales y no ha estado nunca tirado al fondo de un cafetal, en el misterio de las noches de luna ; no nota la belleza del grano sangriento cuando resbala entre los dedos de las cortadorascantarinas, no conoce el aroma y la leyenda de la flor del cafeto. El azucarero no ha oído nunca el susurro consolador de los cañaverales , ni ha visto meterse al chipuste en marejadas armoniosas. Todos ellos gritan alrededor de una sola cosa: el dinero. Unos quieren ganar el quinientos por ciento y otros quieren que se les suban sus salarios. El comunista usa un botín rojo y habla de degollar, llama justicia al buen pan y buen vino bien compartido, y no han sabido nunca del saber dar a quien todo lo tiene, que es quien nada tiene .El indio del arado y de la cuma que hace el paisaje agrario bajo el sol crudo, estás satisfecho de hacer vivir con sus manos toscas y renegridas, manos de Dios, a un pueblo entero que se entrega a una locura llamada política; que no solo es infructuosa sino dañina. Este indio vive la tierra, es la tierra y no habla nunca de patriotismo. Ni teme al extranjero que nada puede quitarle de lo Žl, a menos de quitarle la existencia. Yo que paso en la tierra del ensueño, según vosotros, yo estoy más en el corazón de la tierra , arraigado de verdad y con raíces abajo y queriendo florear por arriba. Si la tierra de Cuscatlán se alzara un día personificada llamando a sus hijos, a mí, de los primeros me reconocería y no a los políticos y a los istas de esta cosa llamada patria. El Salvador y demás zarandejas que simbolizan con banderas y escudos y que señalan con fronteras imaginarias. No, no soy patriota ni quiero serlo; tengo mejor concepto de un guineo patriota que de un hombre patriota. A mí no me agarran ya con esas cosas respetables. Ni siquiera trabajo en Patria, trabajo en Vivir, es decir, no en la patria sino en la vivienda, terruño o querencia, como diría Espino. Vivienda, sí, con sueño y todo, pero viviendo una vida real, la vida que se saborea como vino sagrado. Yo no aro ni siembro ni cosecho la tierra: oficio ante el altar y doy las gracias en nombre de los soñadores cosechando un grano invisible que desgrano de la mazorca de la vida y de la espiga de la costumbre À que cosa es vuestra patria que yo no la miro ?.. Me pedís que descienda a vuestra realidad y no se donde poner el pie ; por todos lados encuentro arena movediza. Si yo osinvito a que vengáis a mi terruño, tendréis amplio campo donde correr y sudar; podréis untaros las manos en barro fresco y llenaros el pecho de aire puro. En esa vuestra patria yo solo respiro odio, cobardía, incomprensión.
¡ ¡Que diera yo por traeros a esta mi tierra!...Ya los pocos que había conmigo se hanmarchado; me encuentro casi solo. Solo con el indio contemplativo y la mujer soñadora.
Ya no hay Miranda Ruano que escriba Las Voces del Terruño, libro que ya nadie lee; Ambrogi habla constantemente de
Quiñones; los Andino escriben Política; Bustamante es empleado de juzgado; Castellanos Rivas se hace Secretario Particular; Guerra Trigueros no oye mas caer las estrellas en la fuente inmemorial; Julio çvila se dedica al comercio; Llerena enmudece; Gómez Campos tiene tienda; Paco Bamboa se doctora; Salvador Cañas prepara a sus muchachos; Masferrer ya no canta; Gavidia discute sobre el radio; Chacón hace seguros de vida; Rochac habla de finanzas; Villacorta se queja de la tesorería; Vicente Rosales anda en corrillos; Miguel Ángel Espino es fuente seca; y en fin, me veo solo en la tierra de la realidad, apenas con un Mejía Vides que quiere ir al estero a pintar un tiempo (como Gauguin en Tahití) y un Cáceres que sueña y llora en los rincones del ¡Atlacatl!.
Sí, ¡qué diera por traeros a esta mi tierra! (Que no es hipotética, como la vuestra): cerros enmontañados, y llanos ondulantes en donde al salir el sol cantan los gallos, en dónde no hay artículo número tal, sino un árbol de grata sombra; en dónde no hay el inciso cuarto; sino el ojo de agua para la sed; en dónde la ley de tal cosa está representada por la lluvia, por la luna o por el viento. Lirico, s’, es verdad; pero lirico sobre el polvo de la tierra y no prosaico e insípido sobre hediondos conceptos y rancias doctrinas. Lírico bajo el cielo azul, y no sórdido bajo la loza del ismo.
Como me lo pedís, he pisado ya con mis plantas la tierra firme; pero la mía, no la vuestra, que no es firme ni es tierra sino humo (del feo). Lo he hecho porque me habéis obligado, porque al fin habéis conseguido distraerme de mi “éxtasis azul impráctico” y hasta habéis logrado indignarme un segundo. Sabed de una vez por todas, que no tengo patria ni reconozco patria de nadie. Mi campo es más amplio que esa tajadita de absurdo que queréis darme. Mucho más amplio. Ni siquiera el mundo. Ni siquiera el cosmos.
Salvador Salazar Arrué
Salvador Eduardo Efraín Salazar Arrué nace el 22 de
octubre de 1899 Sonzacate, - Los Planes de Renderos, San Salvador, 27 de
noviembre de 1975) fue un artista salvadoreño.
Trabajó en el campo de la literatura y las artes plásticas, pero ha sido su
obra narrativa la más conocida de sus creaciones, entre las que destacan Cuentos de
barro y Cuentos de cipotes.
Sus
dotes artísticas se revelaron desde muy joven. Estudió pintura en los Estados
Unidos, donde conoció el libro costumbrista El
libro del trópico de Arturo
Ambrogi, que le animó a retornar a su país para dedicarse por entero
al arte. A partir de los años 1930, y aunque prefería mantenerse alejado de la
política, trabajó cercano a los regímenes militares en turno para promover las
políticas culturales de la época. Desde el año 1946 fungió como agregado
cultural de El Salvador en los Estados Unidos.
Retornó
a El Salvador en 1958, y poco después terminó su producción literaria, aunque
los libros publicados en años anteriores continuaron reimprimiéndose. En sus
años postreros ganó reconocimientos por su obra, pese a que subsistía
modestamente en su casa ubicada en Los Planes de Renderos. Falleció de
cáncer, sumido en la pobreza.
jueves, 22 de septiembre de 2016
Poemas de Roque Dalton
Este es uno de los que me a parecido muy interesante donde podemos ver la creatividad y la forma de ver las cosas sobre este hombre.
LA SEGURA MANO DE DIOS
“El ex-presidente de la República General don Maximiliano
Hernández Martínez, fue cruelmente asesinado el día de
ayer, por su propio chofer y mozo de servicio. El hecho
ocurrió en la finca de Honduras donde el anciano militar
transcurría su pacífico exilio. Se disponía a almorzar, según
las informaciones, cuando el asesino lo cosió virtualmente
a puñaladas, por motivos que aún se ignoran. Los servicios
de seguridad de ambos países buscan al criminal...."
(DE LA PRENSA SALVADOREÑA)
Hernández Martínez, fue cruelmente asesinado el día de
ayer, por su propio chofer y mozo de servicio. El hecho
ocurrió en la finca de Honduras donde el anciano militar
transcurría su pacífico exilio. Se disponía a almorzar, según
las informaciones, cuando el asesino lo cosió virtualmente
a puñaladas, por motivos que aún se ignoran. Los servicios
de seguridad de ambos países buscan al criminal...."
(DE LA PRENSA SALVADOREÑA)
en el fondo
pobrecito mi General
hoy creo que debí pensarlo dos veces
uno sigue siendo cristiano
pero de vez en cuando va de bruto y le pide consejo al alcohol
se vino a dar cuenta cuando ya le había zampado
cinco o seis puñaladas
y a la docena se tiró un pedito de viejo
y se medio ladeó en la silla
él siempre decía que era incomprendido
y que se moriría como don Napoleón Buenaparte un su maestro
yo le saqué la cara de la sopa
y le metí cinco trabones más
valiente el hombre la mera verdad
las lágrimas que le salieron de los ojos
fue de apretarlos demasiado para parar las ganas de gritar
quién lo mandó a escupirme hoy en la mañana
yo lo estimaba porque se veía lo macho en lo zamarro
siempre puteaba contra los escándalos de las mujeres
creo que todavía le metí otro trabón
cuando fue Gobierno tampoco fui gritador
mientras más quedito hablaba más temblaban los Generales
y el Señor Obispo que también secretea
se escapaba a orinar
no por nada le mandó una vez una foto a mi General Somoza
Presidente de Nicaragua
donde aparecía mi General Martínez
sentado en un canasto de huevos
quería decirle que era valiente y cuidadoso a la vez
digo yo
porque lo que más quiso huevos
fue no quebrar entonces ni un huevo
lo que nunca le entendí fue todo eso de la telepatía
risa me daba cuando decía a hablar en musaraña
aquí está tu telepatía pensé
Dios me perdone
pues vi que aún me pelaba los ojos cuando lo estaba bolseando
quince lempiras mierdas era todo lo que cargaba
y las llaves de la casa y dos pañuelos medio sucios
y unas cartas que le habían llegado de sus nietos de San Salvador
donde le decían adorado agüelito
debe haber tardado su buen rato en morirse
porque las puñaladas fueron medio gallo-gallina
hoy pienso bien me pongo un poco molesto
pero le di tan suave
porque creí que así se debe matar a un viejito
aunque haya sido un hombre tan grande y tan cuerudo
como antes fue mi General
otros le habrían dado de puñaladas como
si lo quisieran matar pero
quebrándole antes los huesos con el zopapo del cuchillo
yo no
si no me hubiera escupido
no me agarra la tarabilla de matarlo
ahí anduviera él todavía para arriba y para abajo con la regadera
en el jardín
todo viejito y regañando
como que era la pura cáscara amarga
pero
otros
ay nanita de mi alma
lo que hubieran hecho para cobrarle
aunque sea un pedacito de lo que debía
otros
de barato
repito
le habrían dado más duro
sólo de muerte él tenía un costal de más de treinta mil
imagínese tamaño volcán
pero claro que en ese clavo le ayudaron bastantes
no fue él solito
quien se los fue echando al pico uno por uno
bastantes ayudantes tuvo a quienes Dios
no va olvidar
lo más que va a pasar es que Dios va a tardar
o se va hacer de al tiro el olvidado
para que los joda solito el Diablo
y así Nuestro Señor no tener responsabilidad
en tanta grosería de ojo por ojo que
no deja de manchar un poquito los manuelas
como decía aquél
es cierto
también
que hasta muy peores que mi General
requetepeores
han de haber en El Salvador todavía vivos
y con la cola parada
porque los crímenes fueron como para que nos tocara un par a cada uno
los ahuevados los apaleados los hambrientos
los presos por puro gusto que también fueron un montón
y de los que anduvieron en huida de por vida ¿ qué me dicen?
y la aflicció de todo el mundo ¿no va entrar en la cuenta?
cómo no va a entrar
si a la hora de confesarse
uno debe contar hasta las malas miradas
mi general decía que el dinero nunca le había manchado las manos
que la sangre sí pero el dinero no
yo no sé de esas cosas
para hablar de cincuenta colones para arriba
en mi pueblo hay que ser doctor
cuando lo registré ya dije que sólo tenía quince lempiras
a saber qué se hicieron los bujuyazos
que le prestaban en los Estados Unidos
de poco le sirvieron sus Médicos Invisibles
y su Tropa de Espíritus
chucús-chucús me sonaba el cuchillo en lamano
como cuando uno puya un saco de sal
con una espina de cutupito
claro que esto de tanto hablar es demás
ahora para qué dijo la lora
si ya me llevó el gavilán
para mí que todo el mundo merece irse al carajo
porque a mí tampoco me fue muy bien que se diga
a la hora de la necesidad
nadie vino a ayudarme
me echaron atrás a toda la Guardia Nacional
y a la Policía de Hacienda
y a unos orejas que dicen que son del Estado Mayor
y a todas las patrullas de Oriente
ni que las puñaladas
se las hubiera metido al Salvador del Mundo
Dios me perdone
yo hice por pura cólera de ratero
lo que muchos deberían
haber hecho por necesidad de lavar su honor
o por bien del país hace más de trinta años
yo no digo que me aplaudan
pero tampoco creo haber hecho lo peor
que se ha hecho en este país
el tuerce de ser pobre también jode
no es lo mismo si se lo hubiera tronado
el Comandante de un Cuartel
hasta me han llegado a decir que yo
no tenía vela en este entierro
pero que ya me metí en la camisa de once varas
debo saber que el difunto
fue una vez el Señor Presidente de El Salvador
y ese es un baño de oro
que se le queda pegado a uno para siempre
tocarlo
pues
era tocarle los huevos al tigre
no importa la matazón
que él hizo en sus buenos tiempos
al fin y al cabo
eso le puede pasar a cualquier Presidente
contando a mi Coronel que hoy está en la estaca
ya que la cosa a cada rato
se pone color de hormiga
porque parece que los comunistas
no acaban de morirse nunca
pero quizás hasta aquí vamos a dejar la plática
no vaya a terminar yo hablando de política
a la vejez
viruelas
como decía aquél
porque yo no me doy cuenta de eso
en realidad lo mejor es callarse
para que mi General acabe
de descansar en paz
si es que lo dejan
allá donde Dios lo habrá rempujado
al fin y al cabo Dios
es el único que reparte los golpes y los premios
a El me encomiendo
y a la Santísima Virgen de Guadalupe
aquí
bien jodido
interinamente
en la Penitenciaría de Ahuachapán.
Roque Dalton
En Texas hay un hombre llamado Henry Dalton ingles, Dalton un magnate del transporte el poseía una compañía de carretas, que estas iban a diferentes partes de estados unidos
que se casa con una mejicana llamada María Guadalupe
Zamorano ella se muere, luego se vuelve a casar con otra mejicana llamada
Guadalupe Vásquez con la cual tiene 8 hijos entre estos esta uno llamado Winnal
Agustin Dalton que nació en 1894. Con descendencia mejicana este señor es quien
será padre de Roque Dalton
En 1910 tenía 16 años en esa época comienza la revolución
mejicana y como es descendiente mejicano decide irse a pelear a México varios
años después termina la guerra y Winnal Dalton sobrevive,
Y su padre le manda mucho dinero para toda la vida y se va
para el sur de México, pero no le gusta, pasa por Guatemala tampoco se queda,
hasta que llega a El Salvador. En el
momento de la producción de café y
compra unos terrenos.
Y ve a una mujer la cual le gusta que resulta ser la nieta
de El General Francisco Morazán que se llama Aida Ulloa luego de casarse al
tiempo se mete con una mujer aparte y era la esposa de Benjamín Bloom y este le
da un tiro haya por el año 1934 y lo llevan posterior meten a una clínica
privada y conoce a la enfermera que se llama María
García. Ella queda embaraza de él, y ella vivía en la segunda avenida sur y la
calle 5 de noviembre en una esquina 1935 después de nueve meses nace el que se
llamara Roque Dalton García.
Roque Dalton era una persona que tenía el don de la sensibilidad eso le permitía que al escribir se inspirara
desde muy pequeño (10 años) David
Escolar Galindo (16 años) (Perra de hielo) se hacen amigos. Su padre lo manda a
estudiar al Externado San José luego de graduarse pasa a estudiar a la
universidad de el salvador y empieza a estudiar derecho pero no se gradúa y
comienza a estudiar en un periódico trabajando de reportero, lo mandan a
entrevistar a pablo Neruda a Chile, luego se queda en chile estudiando en la
universidad periodismo, luego se va para México a estudiar en la Universidad
Nacional Autónoma la carrera de antropología.
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